23/05/2010


LA LENGUA MATERNA
Y LAS LENGUAS NO NATIVAS

Marta Baralo

Una vez que se ha desarrollado la capacidad para el lenguaje a través de una lengua determinada, la LM o L1, el individuo ha adquirido una competencia lingüística y comunicativa que le servirá para interactuar con sus semejantes, para construir su mundo interior a través de sus percepciones, sus emociones, su inferencias, para organizar su pensamiento, y en general, para desarrollarse como se humano. Pero la capacidad para adquirir otras lenguas quedará disponible, y cada uno la desarrollará según sus circunstancias vitales. Todas las lenguas que aprenda después de haber adquirido la LM se podrán considerar segunda lengua (L2) o lengua extranjera (LE).

Lengua Segunda (L2) y Lengua Extranjera (LE).
Estos dos términos no se refieren a la misma cosa, aunque a veces puedan usarse como sinónimos. En los trabajos de investigación de adquisición de lenguas, suele llamarse L2 a la lengua que se aprende en comunidades que disponen de dos sistemas lingüísticos en contacto, sea en situación de bilingüismo o de disglosia. Con L2 nos referimos a una lengua que se adquiere en un contexto natural, no sólo institucional, sin grandes esfuerzos de estudio, de forma parecida a como se ha adquirido la LM en muchos aspectos -claro que nunca será igual el proceso, porque cuando se adquiere la L2 ya se posee el conocimiento y la experiencia de la L1. En el caso de un niño catalán, que crece en una familia de habla catalana, y luego aprende el español, lo habla con sus compañeros, lo estudia y lo practica en algunas horas del colegio, podemos decir con toda claridad que el catalán es su LM y el castellano su L2. Si ese mismo niño estudia inglés en el instituto, durante unas horas semanales, sólo en ese contexto institucional, tenderemos a considerar que su inglés es una LE. Ahora bien, si son muchas las horas en que interactúa en inglés -en un colegio bilingüe, por ejemplo- y pasa algunas vacaciones en una ciudad de habla inglesa, nuestro sujeto habrá adquirido una cierta competencia comunicativa en inglés que nos llevará a considerarla otra L2, más que una LE.

Con esto queremos decir que no está claro cuáles son las fronteras entre lo que se llama L2 y LE, aunque en general se tiende a llamar L2 la lengua no nativa, adquirida siendo niño o joven, en un contexto natural, y se deja el término LE para referirse al caso del aprendizaje en contexto institucional, y siendo más bien adulto.

Diferencias en el proceso de adquisición de la LM y de la LE.
Es fácil intuir que existen diferencias y similitudes entre ambos procesos, tanto en el individuo que aprende como en las condiciones en que tiene lugar el aprendizaje. Determinar en qué se parecen y en qué se distancian ambas puede ser de gran utilidad para comprender el proceso de enseñanzaaprendizaje de una LE, con el objeto de conocer mejor las estrategias del que aprende y diseñar una actuación didáctica más eficaz.

Empezaremos por señalar las diferencias más externas y evidentes entre la adquisición de la LM y de una LE, para analizar después las diferencias cognitivas que subyacen a la construcción del conocimiento de L1 y de L2.

Es muy distinto el proceso de apropiación de la lengua si atendemos a las variables de edad (niño, adolescente, adulto) y de contexto (natural, formal), es decir, si nos referimos a la adquisición de una lengua extranjera por adultos y fuera del contexto en el que se usa como instrumento de comunicación de la comunidad idiomática y por adultos dentro de un contexto natural, frente a la adquisición de la LM. Veamos algunas de estas diferencias con más detalle.

Edad.
Se ha dicho tradicionalmente que los niños tienen la facultad de aprender una lengua de manera mucho más exitosa que un adulto. O al revés, con demasiada frecuencia se piensa que los adultos no son capaces de adquirir una lengua extranjera (LE), al menos, con las mismas probabilidades de éxito que los niños. Se ha hablado hasta el cansancio de la existencia de un periodo crítico, situado alrededor de la pubertad, que de alguna manera cierra las posibilidades de adquirir otra lengua (Lenneberg, 1966). Algunos investigadores han llegado a la conclusión de que, al menos ciertos aspectos del conocimiento lingüístico, como la sintaxis y la fonología, son casi imposibles de adquirir después de ese periodo crítico y han mostrado casos de niños aislados, en condiciones extremas, que no fueron capaces de adquirir un dominio de la LM semejante al de todo hablante nativo, cuando fueron integrados en una comunidad idiomática después de la pubertad; los datos que nos han llegado, siempre según alguna versión poco científica casi de guionista de cine, no permiten sacar conclusiones definitivas porque no han sido recogidos ni documentados de forma sistemática.

Es verdad que, en general, los adultos que adquieren una LE tienen menos éxito en el dominio final de la lengua que los niños que adquieren su LM. Pero también es cierto que muchos adultos consiguen un dominio excelente de una LE, que les permite resolver cualquier situación comunicativa, y expresarse con mayor riqueza, corrección y adecuación que bastantes hablantes nativos de esa lengua.

Un niño consigue un dominio mucho más exitoso en una L2 en una situación de bilingüismo o en una situación de inmersión lingüística (porque el núcleo familiar se ha desplazado a otra comunidad idiomática en la que él se ha integrado, por ejemplo). En este caso, también el adulto puede conseguir un grado de éxito casi nativo, siempre que se den de forma positiva otras variables importantes, tales como la percepción de la distancia social de la comunidad, la integración en un grupo social de prestigio para el que aprende, la oportunidad de usar la lengua para intercambios satisfactorios sociales, culturales y/o económicos. Sin embargo, no tenemos ninguna constancia de que un niño llegue a un mayor éxito en el dominio de una LE, si la aprende en las mismas condiciones en que lo hace normalmente un adulto, con unas pocas horas de clases semanales y fuera del contexto natural de la lengua meta.

Parece razonable pensar que las notorias diferencias que se dan en las situaciones descritas tienen que ver más con otros factores, algunos externos y objetivos, y otros, intrínsecos del individuo que aprende y más subjetivos, que con una simple cuestión de edad.

Tenemos suficientes datos para aceptar que los adultos consiguen adquirir una LE, con éxito desde un punto de vista comunicativo; que son capaces de construir una competencia gramatical más allá de explicaciones y reglas, a partir de los datos lingüísticos a los que están expuestos; que muestran una producción no finita de enunciados nuevos, gramaticales, construidos de forma creativa; que incluyen en su conocimiento lingüístico un componente deductivo para la lengua meta que va más allá de cualquier conjunto de datos o de cualquier enseñanza explícita. Esto nos lleva a pensar que no hay ninguna razón evidente para proponer que, si bien la capacidad innata de adquisición del lenguaje está disponible para la adquisición de la LM, existe un periodo crítico, definitivo, en la pubertad, que deja inoperantes y pasivos los principios de la dotación genética específica para el proceso de adquisición de una LE, una vez superado este periodo. Más bien, mientras no se encuentre una respuesta más seria y convincente a las cuestiones planteadas, no deberíamos rechazar la hipótesis de que la Gramática Universal, en el sentido chomskiano, de alguna manera sigue disponible para constreñir y guiar ese proceso4.

Exploremos dos ámbitos del conocimiento lingüístico, que normalmente se ponen como ejemplos de las diferencias de adquisición de LM y de LE: la pronunciación, con «acento extranjero», y la sintaxis.

El “acento extranjero”.
En general, los aprendientes adultos de LE tienen acentos más marcados que los que aprenden una LE a una edad temprana. Sin embargo, la adquisición de un habla libre de acento extranjero no depende de que se adquiera la lengua meta antes o después de la pubertad, considerada como el «periodo crítico». Es más, para estar bastante seguro de hablar sin acento, habría que empezar a adquirir la LE antes de los cinco años, ya que en la pubertad no ocurre nada llamativo, o crucial, en la base biológica del sistema motor perceptual de la lengua, ni en la estructura cerebral (la especificación del hemisferio izquierdo, responsable de la capacidad lingüística, ha tenido lugar mucho antes, durante el primer año de vida, por ejemplo)5.

Los estudios de la percepción categórica permiten suponer que, una vez que el niño ha fijado las líneas divisorias que le permiten reconocer los fonemas de su lengua, la capacidad para discriminar otros fonemas no nativos puede verse afectada de alguna manera. Por ejemplo, los japoneses pueden llegar a pronunciar distintivamente las líquidas /l/ y /r/, aunque probablemente no puedan percibir la diferencia acústica entre esos dos fonemas. Pero la manera en que esta capacidad discriminatoria cambia, y se pierde gradualmente en el proceso, no corresponde a la existencia de un periodo crítico en la pubertad, ni tampoco explica muy bien las diferencias entre el acento del niño y el del adulto que aprenden una LE.

Puede haber otras razones, no suficientemente estudiadas todavía, que ayudarían a comprender este fenómeno: por un lado, los niños dedican mucho tiempo a «jugar» con los sonidos lingüísticos, buscando articulaciones correctas, haciendo asociaciones sonoras entre las palabras. Por el contrario, los adultos suelen prestar mucha más atención al significado, a la transmisión del mensaje, y se interesan más por las estructuras multisilábicas y por su morfología y sintaxis. Por otro lado, existe una cierta pérdida gradual de la plasticidad del organismo para ciertas habilidades motoras, según van pasando los años; entre ellas podría encontrarse la habilidad articulatoria, que se va haciendo más rígida para la producción de sonidos que no existen en la LM y que nunca se han pronunciado ni discriminado auditivamente.

Otro ejemplo claro de que no hay pruebas convincentes sobre la existencia de un periodo «crítico» que convierta la edad en un factor decisivo para la adquisición de una LE es el conocimiento sintáctico que se refleja en la competencia no nativa.

La adquisición del conocimiento sintáctico del español/LE.

La defensa de la existencia de una Gramática Universal que permanece disponible, aunque sea parcialmente, para la adquisición de una LE por adultos, supone que los principios de esa dotación genética constriñen las hipótesis del aprendiente de una LE acerca de qué dimensiones, o qué valores paramétricos, restringidos, son relevantes en la gramática posible de esa lengua. La Gramática Universal, por tanto, al guiar las hipótesis posibles, proporciona importantes consecuencias deductivas para la construcción de la gramática de la lengua meta. Hay que tener en cuenta que esta teoría no dice nada sobre los niveles de dominio final adquiridos y alcanzados por niños o por adultos. Esencialmente, el modelo intenta dar una respuesta a las cuestiones de qué sabe un hablante no nativo cuando es capaz de comunicarse en una LE y cómo adquiere ese conocimiento, a pesar de la indeterminación de los datos de la cadena fónica, y del papel secundario de la «evidencia negativa», esto es, de la corrección y de la instrucción formal.

Veamos algunos ejemplos en el ámbito de la sintaxis. Ningún hablante no nativo de español produce enunciados como a) en vez de b):

a) -*¿Está el niño, que contento, está en la casa?

b) -El niño, que está contento, está en la casa.

El aprendiente de E/LE puede haber descubierto que para formular una interrogación debe pasar el verbo al comienzo de la oración, como en:

c) -¿Está el hombre en la casa?

Se pregunta cómo podría formar la interrogativa de b) y podría llegar a la conclusión de que debe llevarse el primer verbo al comienzo del enunciado. El resultado sería la oración a). ¿Por qué no lo hace? Habrá llegado a la conclusión de que, para interrogar, tiene que llevarse al comienzo el último verbo del enunciado, de lo que resultaría la interrogación correcta:

d) -¿Está el niño, que está contento, en la casa?

Por supuesto esa hipótesis también sería falsa, aunque en este caso funcione, porque le podría llevar a generar enunciados como e) a partir de f):

e) -*¿Publicó el profesor recomendó un libro que en Francia?

f) -El profesor recomendó un libro que publicó en Francia.

Dicho brevemente, lo que ocurre, en realidad, es que el hablante «sabe», aunque nadie se lo haya explicado, que el orden de las palabras no es lineal, sino dependiente de la estructura sintagmática, esto es, de las relaciones de rección y dependencia entre los constituyentes6. Y esta regla es mucho más compleja y abstracta, desde el punto de vista computacional, que las anteriores que el aprendiente hubiera podido inferir, pero que no lo hizo. En términos más precisos, el hecho de que no produzca enunciados del tipo a) y e) pone de manifiesto que el hablante «conoce» -inconscientemente, por supuesto- la categoría de las palabras, las reglas de dependencia estructural de los sintagmas, la estructura de los sintagmas que siempre se proyectan a partir de su núcleo, y la regla de construcción de las interrogativas, entre otros muchos aspectos del español que se necesitan para producir algo tan simple como esa pregunta.

¿Quién le enseñó todo esto? ¿Lo pueden explicitar los hablantes nativos sin estudios de Lingüística? ¿Están estas explicaciones en los manuales de español para extranjeros (E/LE)? ¿O las damos los profesores en las clases? Todas estas preguntas resultan retóricas, dado que las respuestas son siempre negativas.

Contexto y situación.
Normalmente, el aprendizaje de una LE ocurre dentro de un contexto institucional, artificial, donde no se percibe una necesidad comunicativa auténtica, como en la lengua materna. Para el niño, la LM es un conocimiento que crece sin esfuerzos, sin que se dé cuenta, mientras que el adulto debe hacer esfuerzos, estudiar, repetir, memorizar, mediante ejercicios. No es lo mismo aprender los elementos léxicos en un contexto comunicativo real, donde la situación proporciona una gran cantidad de información referencial y permite que se construya el concepto designado con todos los rasgos semánticos que lo constituyen, que la situación ficticia del aula, donde se puede recurrir a la definición del diccionario, o a la explicación del profesor. El camino que recorre un hablante no nativo hasta que consigue dominar la lengua objeto y comunicarse eficazmente con ella es bastante diferente del camino recorrido por el niño, ayudado por sus padres o por los «expertos» que lo rodean.

Varía el contexto en el que se llevan a cabo los actos de habla, la actitud de los mayores hacia el niño, el estilo de la lengua «maternal». No es lo mismo aprender una lengua dentro de un aula, mediante la simulación de objetos, situaciones y personajes, que aprenderla como un miembro más del mundo real, con toda la información referencial necesaria para que se dé un acto de habla cooperativo y eficaz. Los mayores funcionan como expertos que facilitan la tarea al niño. Las palabras que aluden de forma directa y sencilla a la realidad extralingüística que lo rodea, contienen toda la información referencial necesaria para construir el conocimiento léxico correspondiente; el descubrimiento de reglas y de regularidades del sistema gramatical deviene de la sencillez de las estructuras y de su claridad. Además, el habla maternal incorpora al niño como interlocutor activo en el acto de habla mucho antes de que realmente lo pueda ser. Este estilo de comunicación tan facilitador va cambiando a medida que el niño crece y empieza a utilizar más palabras y estructuras de la lengua que está aprendiendo.

El proceso de adquisición será muy diferente si tiene lugar en un contexto institucional, con unas horas de clases semanales, en las que se realiza una práctica formal y alguna práctica funcional con sus compañeros de aula, sin tener ni necesidad ni oportunidad de comunicarse con hablantes nativos, que si ese proceso de adquisición se lleva a cabo en contextos naturales y apoyado por el estudio y la ejercitación. No olvidemos que ambos tipos de entrenamiento contribuyen a la construcción y consolidación de conocimientos diferentes: un conocimiento explícito, descriptivo, con la atención puesta más en la forma que en el contenido, en el caso de la práctica formal; un conocimiento intuitivo, no consciente, que se activa cuando el foco de atención se dirige a la transmisión o interpretación del contenido del mensaje, en la práctica funcional.

Otra diferencia importante de la situación de aprendizaje tiene que ver con la libertad que tiene el niño para no contestar cuando le hablan, quedarse en silencio, limitarse a hacer un gesto, o quedarse tan tranquilo sin ningún tipo de respuesta. El adulto no puede permitirse esta libertad porque su silencio sería interpretado como muestra de un comportamiento pragmático inadecuado, descortés y produciría irritación en el interlocutor y un gran nerviosismo en sí mismo.

Éxito final.
La adquisición del conocimiento gramatical en el hablante nativo es indiscutible; desde muy pequeño construye oraciones con el orden estructural correspondiente, y de la misma forma, sin distinción, que cualquier otro hablante nativo, a diferencia de lo que ocurre entre los que aprenden una lengua extranjera. El conocimiento lingüístico nativo se caracteriza por su certeza, por la consistencia firme de sus juicios intuitivos con respeto a lo que «se dice o no se dice», o lo que «suena bien o suena mal» en una lengua determinada, mientras que los hablantes no nativos presentan una mayor variabilidad en sus producciones y en sus percepciones lingüísticas.

Los aspectos más difíciles de aprender, y que un no nativo casi nunca llega a dominar, no corresponden a los principios universales comunes a todas las lenguas, sino justamente a los rasgos más idiosincrásicos, más específicos de la lengua objeto. Por ejemplo, todo aprendiente de español adquiere en los primeros estadios la expresión de la atribución de una cualidad a un nombre mediante el uso de los verbos ser y estar, principalmente. El problema que se da en prácticamente todos los hablantes no nativos es que no pueden distinguir por qué es posible es feliz / está feliz, pero no es posible *es contento / está contento. Quizá le falta información contextual como para poder completar la adquisición léxica del adjetivo contento, con su rasgo semántico de expresión de un estado resultante de un cambio, producido por alguna causa, rasgo que no tiene el adjetivo feliz, aunque comparta con él otros rasgos denotativos. Claro que esta falta de firmeza en ciertos aspectos del conocimiento lingüístico no significa que no puedan alcanzar una competencia comunicativa, muchas veces más adecuada y eficaz que la de un nativo.

Motivación.
Como en todo aprendizaje, la motivación determina que se produzca realmente una apropiación del conocimiento o que ese conocimiento no se arraigue. Si el interés y la necesidad por adquirir una lengua nueva son fuertes, el proceso de adquisición de la LE seguirá pasos certeros y avanzará gradualmente. Si, por el contrario, no existe una motivación verdadera, lo que se aprende se quedará en la memoria a corto plazo y desaparecerá fácilmente.

En el caso del niño que adquiere su LM no existe este problema; la adquisición se produce casi de forma instintiva, para cubrir una necesidad básica, inherente al individuo, sin que se pueda plantear siquiera la existencia o no de la motivación para adquirirla. En el aprendizaje de una LE, la motivación y el interés están estrechamente relacionados con la percepción de la distancia social y psicológica del aprendiente de una LE, con respecto a los otros miembros nativos de esa comunidad idiomática, y a sus necesidades, objetivas y subjetivas, de integración en la sociedad de la lengua meta. Cuanto mayor sea la distancia social entre los dos grupos, mayor será la dificultad del no nativo para adquirir la nueva lengua si la relación de la sociedad que la habla es de dominación, en cuestiones políticas, culturales, técnicas y/o económicas, sobre la comunidad de la LM del aprendiente. Como ejemplo de la incidencia de la percepción de distancia social en el proceso de adquisición de una LE, se puede comparar el nivel de dominio que alcanza normalmente un grupo de inmigrantes de países pobres a ricos, social y económicamente desfavorecidos, frente a un grupo de personas integradas de manera satisfactoria en un colectivo profesional.

A todo ello, debemos añadir las variantes individuales que afectan a cualquier proceso cognitivo, y en especial a la adquisición de una nueva lengua, relacionadas con la personalidad, el carácter, la memoria y las capacidades intelectuales, entre otros.
Todos los profesores de LE hemos pasado por la experiencia, en nuestras clases, de encontrarnos con alumnos parlanchines, simpáticos, desinhibidos, dispuestos a comunicarse utilizando todos los recursos y estrategias a su alcance, que progresan rápidamente en el desarrollo de su competencia comunicativa (y no olvidemos que esto es una fuente constante de retroalimentación y de refuerzo positivo), frente a otros que se inhiben constantemente por múltiples razones que solemos resumir como timidez o miedo al error. Dicho en términos más técnicos, estas variantes individuales afectan de manera directa al uso, o sobreuso, del «monitor» (7), es decir, a los mecanismos de control de la producción o de la interpretación (piénsese en los estudiantes que no son capaces de seguir con la lectura interpretativa de un texto, si no conocen el significado de todas las palabras).

Diferencias cognitivas.
Por otro lado, también desde una perspectiva intrínseca al que aprende, varía su estado inicial y su proceso cognitivo en la apropiación de la lengua meta: el niño no tiene ningún conocimiento previo, mientras que el joven o adulto que aprende una lengua extranjera ya posee el conocimiento de su lengua materna, e inclusive, de otras lenguas que haya ido adquiriendo después. El niño desarrolla o adquiere el conocimiento lingüístico, sin darse cuenta, como un instrumento natural para interactuar con el mundo, en el sentido más amplio del término; ni siquiera podemos decir que esté o no esté motivado, es una necesidad vital que desarrolla con tanta naturalidad como el alimentarse o andar.

Cuando se trata de adquirir una lengua segunda, tercera o cuarta, ya no se trata de la misma necesidad, por más motivado e interesado que esté el aprendiente. Al crecer, el niño desarrolla también otras capacidades cognitivas que pueden entrar en competencia con la capacidad de adquirir la lengua, como la resolución de problemas, la deducción, la inferencia y la memoria compleja. La conciencia metalingüística, es decir, la posibilidad de tratar la lengua como un objeto, es una capacidad que no existe en el niño y no sabemos hasta qué punto puede influir en el proceso de adquisición de una L2 o de una LE.

Otra diferencia cognitiva que ha sido motivo de investigación constante dentro de algunos modelos teóricos de adquisición de lenguas plantea hasta qué punto la dotación biológica, genéticamente especificada para la adquisición del lenguaje, sigue disponible o no, es decir, juega algún papel -y en qué medida- o no, para guiar de alguna manera el proceso de adquisición de la LE, y condicionar las hipótesis que pueda ir construyendo el aprendiente.

El niño está expuesto a los datos de su lengua, gracias a la interacción comunicativa con los que le rodean. Este conjunto de datos disponibles para «entrar» al dispositivo mental de adquisición, constituyen el aducto o input a partir de los que el aprendiente se irá apropiando de la lengua y construirá el andamiaje cognitivo de su competencia lingüística y comunicativa. Gracias a los principios de la Gramática Universal, el niño va identificando, interpretando y almacenando las entradas léxicas, es decir, los segmentos fónicos asociados a una estructura léxico conceptual y a toda la información categorial necesaria, en el lexicón mental (8). Esa competencia le permitirá generar las estructuras sintagmáticas de sus enunciados, proyectando las reglas de su gramática, o sea, las estructuras propias, ya especificadas de su LM (la gramática del español, por ejemplo). Ese conocimiento gramatical de su propia lengua le permitirá producir sus enunciados e interpretar los que escucha, lo que constituye el educto u output lingüístico.

No sabemos qué ocurre en el proceso de adquisición de una LE. Según algunas teorías podemos suponer que los principios de la dotación genética específica del lenguaje están disponibles para ayudar al aprendiente de una LE a construir la competencia lingüística de la lengua meta. Si esos principios ya no estuvieran disponibles, como sostienen otros investigadores, el conocimiento lingüístico que subyace a toda actuación (interpretación y producción) lingüística deberá construirse a través de la gramática de su LM, que ya tiene interiorizada. O tendría que adquirir ese conocimiento de otra manera muy diferente a como adquirió su LM, construyendo un conocimiento más parecido al conocimiento de las matemáticas, la historia, o la música, mediante los mecanismos cognitivos de la inteligencia general.

No es posible dar una respuesta simple y sencilla a todas estas apasionantes y, al mismo tiempo, tan enrevesadas cuestiones. Dependiendo del marco teórico desde el que se las interprete, seguramente tendrán soluciones diferentes. Aun teniendo en cuenta todas las diferencias en el proceso de adquisición de la LM y de la LE que acabamos de presentar, entendemos que las investigaciones hasta ahora realizadas y los datos obtenidos han podido demostrar que existen algunos aspectos de ese proceso de adquisición de la LE que plantean también el problema lógico de la adquisición del lenguaje, en la medida en que el no nativo manifiesta un conocimiento no consciente, abstracto y complejo, en sus producciones.
Por otro lado, hay varios factores que pueden contribuir a variaciones dentro del proceso de apropiación de una lengua extranjera, tales como la personalidad, la motivación, la aptitud y la actitud, los distintos estilos de aprendizaje y la edad en la que se produce, pero el estudio de la variables individuales de la adquisición no es nada fácil de investigar y los resultados de los estudios no son completamente satisfactorios. Esto se debe a la falta de una metodología de investigación de las características individuales y a que estas variables no son independientes unas de otras, sino que interactúan entre sí. Por ello, es difícil hacer predicciones sobre cómo influyen las peculiaridades en el proceso de adquisición de una LE, aunque todos podemos intuir que un profesor sensible y atento a cada una de las peculiaridades de sus alumnos podrá crear en su clase un ambiente que favorezca el éxito del proceso.

Bibliografía:
- Baralo, Marta. (1999): La adquisición del español como lengua extranjera. Madrid: Arco Libros, S.L.


Notas:
-Este tema se encuentra tratado con más ejemplos del proceso de adquisición del español/LE en Baralo (1996a) y del inglés, en Lightbown y Spada (1998).
-Para una mayor profundización sobre estos argumentos se puede leer el articulo de Flynn y Manuel, en Eubank (ed.) (1991).
-El hablante sabe intuitivamente que el verbo que se extrae para formar la oración interrogativa es el verbo de la proposición principal, es decir, el núcleo que rige los otros sintagmas que funcionan como sujeto o como complementos. La oración e) es agramatical porque se ha extraído el verbo de la proposición subordinada.
-Más detalles sobre el concepto de “monitor” en: El Modelo del Monitor, de Krashen.
-El lexicón es el conocimiento de los elementos léxicos (lexemas y morfemas) y de las reglas de formación de palabras que pueden generar palabras nuevas, respetando las restricciones que los afijos imponen a las bases. Por ejemplo, -ble forma adjetivos a partir de verbos transitivos.


OBS.: Recogido por Methodo Idiomas, con fines educativos, en la enseñanza de E/LE.
 

15/05/2010

Hablar, escuchar, conversar.
Teoría y práctica de la conversación en las aulas
Guadalupe Jover y Jesús María García

De la labor de dos profesores de la enseñanza secundaria especialmente comprometidos con temas relacionados con la pedagogía, el lenguaje y la comunicación, ha llegado, recientemente, a los lectores un texto novedoso y actual que trata el tema de la conversación en las aulas de secundaria. Los autores, Guadalupe Jover y Jesús María García, afirman haber concebido el resultado de su trabajo como un conjunto de recursos dirigidos al profesorado de educación secundaria que podrá recurrir a ello, cuando lo considere oportuno, para plantear en el aula actividades y cuestiones coherentes con el tema abordado. La propuesta que mueve el planteamiento del texto tiene como objetivo establecer la conveniencia de llevar a las aulas el estudio y el desarrollo de la oralidad informal, es decir, de la conversación espontánea. Dicha exigencia nace porque, a pesar de la fundamental importancia de la lengua oral no sólo en el contexto escolar, sino en la totalidad de los actos sociales que protagonizamos a lo largo de la vida, los currículos escolares acaban centrándose en el desarrollo de la lectura y de la escritura, dejando al margen las habilidades comunicativas relacionadas con las actividades de habla y de escucha. Nadie cuestiona que el dominio de la lectura y de la escritura sea fundamental en la vida social y académica. En los últimos años también han empezado a llegar a las aulas actividades enfocadas al desarrollo del uso formal del discurso oral a través de debates, entrevistas, charlas, etc. Sin embargo, en cuanto al discurso oral espontáneo, todavía es fuerte el convencimiento de que no se pueda enseñar a conversar. Contra este prejuicio los autores luchan llegando a demostrarnos que todos podemos mejorar cualitativamente el contenido de nuestras aportaciones en la conversación, y con ello mejorar nuestras relaciones interpersonales. Lo hacen a través de un trabajo bien estructurado, que ha perseguido en todo momento la coherencia entre contenidos de enseñanza y procedimientos de aprendizaje, sustentado por referencias teóricas que se asientan en estudios de pragmática, sociolingüística y análisis del discurso, y complementado por ejercicios, actividades, juegos de rol, dramatizaciones, escuchas de grabaciones, visionados de películas, análisis del lenguaje de chat y sms, etc., todas herramientas necesarias para que el docente, paso a paso, consiga que en el aula haya verdadera comunicación (hacer algo en común), lo cual es posible sólo cuando la clase se convierte en un grupo.

El título de la obra trae inspiración en el texto de la Ley Orgánica de Educación, en concreto en el epígrafe “Escuchar, hablar y conversar” referida al bloque de los contenidos de “Comunicación”, con respecto al área de lengua y literatura castellana. Llega como respuesta a la carencia, evidente en el texto jurídico, de prescripciones que propongan en el aula el desarrollo de actividades finalizadas a que el alumnado reflexione sobre el diálogo y los diversos factores que regulan y condicionan las conversaciones. La imagen de la portada es llamativa y sin duda funcional al título. Nos sitúa de inmediato en el contexto escolar pero, al mismo tiempo, nos permite algunas consideraciones acerca de los contenidos tratados en la obra como, por ejemplo, la unión de elementos distintos para formar un conjunto nos recuerda que la comunicación se alcanza sólo cuando existe un grupo, y que funciona mejor cuando hay cooperación, trato amable y respeto mutuo; la sonrisa, dibujada en los dedos que se asoman de la portada, ejerce el “efecto de la cara feliz”, atrae al lector, como a cualquier interlocutor, puesto que el cerebro humano la reconoce como la más positiva entre las expresiones emocionales.

La estructura del libro se articula en 8 capítulos, organizados en secuencia lógica para dar apertura, cuerpo y cierre a los contenidos, igual que se desarrolla todo diálogo. Cada capítulo se abre con la “guía para el profesorado”, un apartado en el que los autores exponen las motivaciones que han determinado la elaboración de la unidad, al que sigue la presentación del capítulo. En segundo lugar, se hace referencia a las experiencias y a los conocimientos previos que el docente puede tener sobre el tema, y se presentan las actividades a desarrollar en el aula, evidenciando los usos que deterioran las conversaciones y los que las mejoran. Por último, se resumen los aprendizajes consolidados a lo largo de la unidad y en el anexo correspondiente se adjuntan fragmentos de textos, dibujos u otros materiales necesarios para las prácticas en el aula.

La secuencia de los contenidos tratados en el texto empieza por la presentación, los saludos y la enorme importancia que tiene la identidad del interlocutor y el hecho de llamar y de ser llamado por el nombre propio. La reflexión continúa acerca de las distintas fases del intercambio comunicativo, empezando por la dificultad de “romper el hielo” y las demás complicaciones a las que a veces nos enfrentamos para mantener una conversación, respetar los turnos de palabra, reflexionar sobre cómo pueden cambiar los temas de la conversación en función de la edad de los interlocutores, del sexo, del contexto... La comunicación no verbal, que en nuestros actos de habla influye hasta en un 70%, no puede faltar entre los contenidos centrales de la obra, para que los alumnos se familiaricen con la riqueza de información que aportan los gestos, la imagen, el lenguaje corporal, la quinésica y la proxémica, los silencios, y entiendan que en nuestra sociedad en el mundo que nos rodea, en la publicidad y en el contexto profesional, este lenguaje tiene un papel fundamental. La progresión de los contenidos tratados propicia una mayor implicación del alumnado en los actos comunicativos, al mismo tiempo que una evolución en la concienciación de la responsabilidad que cada uno tiene en la comunicación.

Mejorar como comunicadores es posible sólo desde el respeto por los demás y si se reconoce la igualdad de las lenguas. De hecho se hace hincapié en la existencia de variedades diatópicas, diastráticas y diafásicas y se precisa que, en la variable cultural, se puede hablar de usos adecuados o inadecuados del lenguaje pero nunca de usos correctos o incorrectos. Posteriormente, se proponen ejercicios para mejorar la eficacia en la transmisión de la información (las máximas conversacionales de Grice) y en las relaciones interpersonales a través de nuestros actos de habla (el uso de la cortesía). Los adultos sabemos bien que el uso de la palabra puede encubrir intenciones más nefastas que la mera difusión de información, y que puede llegar hasta los extremos de la manipulación, de la discriminación o de la descalificación del interlocutor. Es muy importante que los adolescentes en el contexto escolar sean conscientes de eso y aprendan a descodificar los mensajes analizando e interpretando las intenciones que subyacen a la comunicación. La obra se cierra con una unidad diseñada para prevenir o solucionar satisfactoriamente los problemas de convivencia que hoy día, cada vez más, se manifiestan en los centros de enseñanza: una serie de actividades pensadas para fomentar la escucha activa - de razones y emociones – del interlocutor y para que cada uno aprenda a expresarse con asertividad. Expresar los sentimientos provocados por alguna palabra o acción que nos ha herido es muy importante para todos y más aun para los adolescentes. Por eso se introduce la estrategia del “yo-mensaje”, para que reconociendo nuestras emociones y exteriorizándolas en primera persona, se evite agredir a los demás. Todo este entrenamiento puede ayudarnos a ser hablantes más eficaces, a llegar a ser más empáticos, a facilitar la mediación y la negociación de soluciones en los conflictos.

Para formar a un hablante eficaz, la competencia lingüística por sí sola no es suficiente, sino que debe ser complementada por una adecuada competencia comunicativa.
Ogigia. Revista electrónica de estudios hispánicos.
Chiara Atzori (Fundación General de la Universidad de Valladolid, España)

NOTA: Recogido por Methodo Idiomas, con fines educativos en la enseñanza-aprendizaje de E/LE.

05/01/2007

LÍNGUAS UNIVERSAIS: Inglês e Espanhol.

Somos uma empresa estabelecida na cidade de São Paulo Capital, especializada no ENSINO E TREINAMENTO PERSONALIZADO DE IDIOMAS - INGLÊS e ESPANHOL -, fundada em 1997 por profissionais de vários países, que, turistas na época, perceberam a necessidade e urgência dos profissionais brasileiros aprendessem a comunicar-se nas duas línguas universais, e deste modo, pudessem acompanhar as exigências que a globalização e o mercado de trabalho vêm apresentando, bem como vencer seus desafios em prol de obter sucesso pessoal e profissional.

AS DUAS LÍNGUAS MAIS FALADAS NO MUNDO

O Inglês e Espanhol são os dois idiomas universalmente mais utilizados, e nos últimos anos têm se transformado em recursos fundamentais na comunicação e concretização de valiosos intercâmbios, negociações e integração entre diversos países e culturas. Aprender Inglês e Espanhol é fazer parte da diária interação com o mundo, nos aproximando cada vez mais ao auto-desenvolvimento, de novas e melhores oportunidades para abraçar o tão almejado sucesso.

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Um diferencial baseado em doze anos de experiência no ensino de idiomas inglês e espanhol no Brasil, retratado pela seriedade de uma equipe de profissionais qualificados que ensinam sua língua nativa com todo o amor que tem pela sua profissão, com responsabilidade, ética e extrema dedicação, estes treinados e capacitados para ministrar aulas a estudantes e profissionais de diversas áreas de atuação, mediante aulas individuais, grupos reduzidos ou in-company.

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DE PESSOAS, PROFISSIONAIS E EMPRESAS

Visando oferecer sempre a melhor opção e escolha para que nossos alunos aprendam a comunicar-se fluentemente em um idioma estrangeiro, elaboramos cursos em estágios independentes: Básico, Intermediário, Avançado e Superior; em ritmo Intensivo, Semi-intensivo ou Regular, porém relacionados entre si, permitindo maior flexibilidade, sem ser necessário um treinamento que ultrapasse a carga horária (144 horas/aula) e tempo de duração previsto para o curso (18 meses).

METODOLOGIA
Utilizamos a metodologia comunicativa-associativa da autora Agnès Valdés, que tem por objetivo simplificar e acelerar o processo de aprendizagem do idioma, mediante a prática de estratégias adaptadas conforme a necessidade que o aluno apresenta para o desenvolvimento das destrezas que lhe proporcionarão a fluência na comunicação no idioma que aprende.
Na prática de conversação, gramática e vocabulário, são utilizadas ferramentas didáticas lúdicas, audiovisuais, acontecimentos do dia-a-dia, situações criativas, diálogos motivacionais e divertidos, que incentivam o aluno a perder o medo, adquirir vocabulário, a pensar no idiolma e comunicar-se com o máximo de perfeição, alcançando total compreensão e comunicação oral/escrita em muito menos tempo que se estudasse em uma escola de idiomas convencional.
A partir do primeiro encontro, embora apareçam os inevitáveis erros, professor e aluno se comunicam no idioma escolhido, mediante aulas dinâmicas, realizadas integralmente na língua que o aluno aprende, evitando ao máximo fazer traduções. O aluno não utilizará seu idioma nativo, pois será devida e oportunamente auxiliado com diversos recursos que facilitarão sua comunicação, tornando-a cada vez mais natural, espontânea e eficaz.
Trabalham-se, também, situações da realidade pessoal e profissional, de modo a potencializar a interação imediata do aluno, afim de que exponha suas idéias com absoluta liberdade, tire as dúvidas, pratique a pronúncia sem medo de errar, bem como familiarizar-se com as mais diversas culturas, próprias de cada país ou região.
Apresenta-se uma grande variedade de textos, de diversos gêneros e origens, para que o aluno aprenda a perceber e utilizar o registro adequado às situações comunicativas, atentando também, para a escolha do vocábulo que expresse a idéia, a fim de que o aluno perceba que os enunciados refletem a forma de pensar, agir e sentir de quem os produz. Com freqüência se solicita que ele reflita sobre os significados imanentes ao texto e como tais significados estão relacionados com o contexto de sua produção.
Propõe-se atividades orais, escritas, estruturais e criativas, que levem o aluno a utilizar com eficiência os mecanismos de coerência e coesão.
Utiliza-se quadrinhos de cartunistas conhecidos para que o aluno observe que as falhas de comunicação podem ser minimizadas por gestos e expressões, e que é possível ampliar ou restringir significados lançando mão de expressões idiomáticas, ditos populares e frases feitas.
Propõe-se a reflexão sobre textos originais de diversas nacionalidades, a audição de músicas de outros povos, a visita a endereços eletrônicos de jornais, cultura e lazer, participação em eventos onde o aluno tem a oportunidade de praticar o idioma conversando com pessoas nativas de diferentes países, através da apresentação de filmes e vídeos, etc., para que a aprendizagem da língua estrangeira sirva de acesso ao conhecimento de culturas de outros grupos sociais.
Nossos serviços:

- Consultoria, assessoria, capacitação, cursos e treinamentos de idiomas em diversas áreas de atuação, tais como: negócios, marketing, vendas, finanças, comércio exterior, relações internacionais, relações públicas, jornalismo, turismo, hotelaria, etc., bem como para pós graduação, mestrado, doutorados, etc.;
- Ensino e treinamento personalizado, adaptado às necessidades, objetivos e velocidade do aluno;
- Aulas dinâmicas e participativas, priorizando potencializar a interação do aluno;
- Orientação e acompanhamento integral no desafio de aprender uma língua estrangeira que implica a elaboração de atividades aliadas à aprendizagem do idioma e ao acesso a manifestações culturais de outros povos;
- Aulas individuais, in-company ou em grupos com reduzido número de alunos, de modo a permitir o melhor aproveitamento individual possível;
- Aulas realizadas no local de trabalho ou residência do aluno, em horários previamente agendados;
- Aplicação de teste inicial de conhecimentos do idioma, além de avaliações periódicas de real aproveitamento;
- Aulas de recuperação ou reforço, se necessário;
- Tradução simples e técnica, em diversas áreas de atuação e eventos (congressos, seminários, feiras de negócios, etc.), bem como versões simultâneas ou em conferência;
- Aula demonstrativa em empresas, para apresentação da metodologia, material didático, forma de trabalho, professores e facilitadores de treinamentos;
- Certificado Relatório de Habilidades Adquiridas e Proficiência Lingüística na conclusão de cada estágio/curso;
- Capacitação para estudantes do ensino superior, bem como para profissionais que desejam realizar exames de proficiência lingüística e obter certificação internacional, tais como TOEIC, TOEFL, DELE, etc.

CONVÊNIOS CORPORATIVOS

Esta modalidade visa beneficiar a todos os colaboradores da sua empresa e estende-se a seus dependentes e prestadores de serviços terceirizados, proporcionando maior flexibilidade no pagamento dos cursos, além de todos poderem usufruir das vantagens a seguir:
** Descontos de 5% a 30% no valor total dos cursos, dependendo da forma de pagamento escolhida;
** Por cada quatro alunos matriculados no mesmo estágio/curso, proporcionamos uma bolsa integral;
** Bolsa semi-integral para o melhor aluno na conclusão do estágio básico;
** Desconto de 10% no valor do material de apoio e guia do curso;
** Duas horas de aula grátis, destinadas à recuperação ou reforço, se necessário;
** Acesso diferenciado em diversos eventos e intercâmbios latino-americanos: educativos, culturais, negócios, turismo e lazer, realizados tanto no Brasil como em países da América do Sul.

Sugira ao Dpto. RH da sua empresa solicitar uma aula demonstrativa; é grátis!

TEL. 11 - 2221.4382

atendimento@methodoidiomas.com.br