24/01/2015

Então... Os aprendizes brasileiros gostam do verbo “gustar”?

El verbo “gustar

Artículo de Javier Díaz Castromil / Laura Torres Calvo
Profesor de español, Formador de formadores y Asesor pedagógico
Universidade de Cabo Verde


INTRODUCCIÓN

Con este artículo pretendemos hacer una reflexión sobre las dificultades de asimilación del verbo gustar por parte de los alumnos, sobre las diversas estrategias utilizadas por los profesores de español E/LE en diferentes ámbitos educativos, sobre todo en lo que se refiere a los alumnos que se comunican en portugués y profesores de español en Portugal.

Trabajar en el ámbito de alumnos lusófonos hará que demos importancia al hecho de ser, el portugués y el español, idiomas cercanos, y como algo que debería facilitar, a veces interfiere en la asimilación de contenidos que presentan diferencias, en este caso el verbo gustar y sus peculiaridades en el español.


SITUACIÓN ACTUAL DE LA CUESTIÓN

En relación a la situación actual sobre la enseñanza de idiomas estamos de acuerdo con el lingüista Culioli en que el papel de los contextos y de los presupuestos culturales “tiene gran importancia cuando se aprende una segunda lengua”. Según él, un aprendiz de lengua extranjera normalmente es ajeno al contexto cultural de donde es originaria la lengua meta, por lo que ¿es capaz de ordenar nociones que le son totalmente desconocidas y entender sus especificaciones? Esa constatación lleva a pensar que, cuando trabajamos con lenguas tipológicamente cercanas,caso del portugués y el español, es imprescindible al principio del proceso que el profesor investigue las marcas lingüísticas en dado idioma.


Después de una búsqueda por gran variedad de publicaciones relacionadas con este verbo, desde actas de congresos a unidades didácticas destinadas a sistematizar su uso, encontramos poco material que fuese dirigido u ofreciese una reflexión sobre el aprendizaje de este verbo a alumnos con el portugués como lengua base. Sin embargo, existe alguna bibliografía relacionada con la explicación de la estructura desde un punto de vista gramatical, aunque, en lo referente a gramáticas de español como lengua extranjera, las explicaciones parecen vagas o incluso contradictorias, al igual que en los métodos didácticos observados. Desde el punto de vista del método comunicativo puede tener su justificación, no obstante en la época post métodos en que nos encontramos, quizás sería conveniente descubrir una forma de transmitir este verbo de una manera más lógica, creativa y consciente.

También preguntamos a algunos compañeros profesores de español E/LE en diferentes contextos educativos de Portugal, para constatar que la enseñanza del verbo gustar es algo “conflictiva” y entre docentes no hay una clara unidad sobre cómo enseñarlo, no parece evidente que haya una estrategia específica para conseguir que los alumnos lleguen a la utilización del verbo gustar con todos sus componentes sin transferencias del portugués.

En la clasificación verbal según la Gramática Didáctica de Leonardo Gómez Torrego nos encontraríamos ante estas opciones: perfectivo / imperfectivo; defectivo”; pronominal; transitivo / intransitivo; copulativo; auxiliar. Obviamente esta ordenación no permite llegar a la verdadera raíz de la dificultad en la asimilación del verbo gustar por parte de los estudiantes.

En relación al origen de la estructura atípica del verbo gustar, en el artículo publicado por la Nueva Revista de Filología Hispánica, “La historia del español. Propuesta de un tercer periodo evolutivo”, Melis, Flores & Bogard (2003: 11-18) señalan que el origen de esta particular estructura se remonta al período del Siglo de Oro de la Literatura española cuando “el verbo gustar, derivado de la voz latina gustare (‘catar’, ‘probar’), se utilizó durante la Edad Media en su acepción física, y no es sino hasta el siglo XVI que adquiere el significado de ‘tomar placer’, en una ‘innovación hispánica ajena a los demás romance’. En sus primeros usos con sentido emotivo, que datan de las últimas décadas del siglo XVI, gustar conserva el esquema sintáctico que le es propio desde sus orígenes. Para el siglo XVIII el empleo de la estructura innovadora aumenta su frecuencia y empieza a competir con la construcción original de gustar”.

Estos mismos autores afirman que a partir del siglo XIX, en líneas generales, los cambios parecen apuntar hacia una reducción de la clase de los verbos causativos emocionales (estructura S-V-C) a favor del crecimiento de una clase de verbos tipo gustar, documentada para muchas otras lenguas, y ampliamente discutida en la bibliografía lingüística en términos de lo que se ha dado en llamar verbos de “sujetodativo”, así pues una vez definida la nueva estructura de uso del verbo gustar, amplió su influencia para que otros verbos tomasen su misma forma.

Por otro lado, en su artículo Mendívil Giró (2012: 2-5), “La estructura ergativa de gustar y otros verbos de afección psíquica en español”, considera que este verbo “pertenece a los habitualmente denominados verbos psíquicos, que han recibido mucha atención debido a que constituyen un reto constante a las teorías que pretenden explicar la vinculación entre papeles temáticos, funciones sintácticas y casos”. Además, en el mismo documento, desarrolla una posible explicación a la estructura atípica del verbo gustar, argumentando que el orden natural para esta construcción, es Dativo-Verbo- Nominativo. La hipótesis de que estos verbos en español se rigen por un patrón ergativo de marcación de caso concordancia, podría explicarse sin afectar al parámetro de orden Sujeto-Verbo-Objeto típico del español. Así se puede constatar que, en la estructura inversa (ergativa) de verbos como gustar, lo que afecta al sujeto, que es tematizado por el enunciador, es el origen del sentimiento, ya sean personas, objetos u otros; es el término en torno al cual organizamos el enunciado.

Por su parte, la RAE realiza una mención a la posición del CI en estos verbos, y explica que “el complemento indirecto de los verbos de afección designa el individuo que experimenta algo, mientras que en el esquema sintáctico más común, la causa de la sensación o el sentimiento suscitado está representada por el sujeto: Le [complemento indirecto] encantaban los boleros [sujeto].”

Centrándose en los hablantes lusófonos se plantea una dificultad, ya que tal y como recoge la RAE existe la variante gustar alguien [sujeto] de algo [complemento de régimen], característica de los registros formales, típica de la construcción lusa para el verbo gustar. Sin embargo, se resalta la idea de que este uso de gustar de algo solo se registra en las conversaciones o escritos más formales.

Basándose en Melis (1999: 50) este verbo se incluye con los verbos de estado anímico o verbos psicológicos, “cuyos representantes tienen como prioridad esencial denotar estados emocionales”, y que generalmente están envueltos con dos argumentos: el experienciador y el estímulo. El experienciador sería “prototípicamente humano” que siente o es afectado por la emoción emanada del verbo; el segundo, remite a la entidad relacionada con la emoción.

 
MIS ALUMNOS YA SABEN “ME GUSTA”, PERO...

Después de las aclaraciones teóricas encontradas, comprobamos en manuales que normalmente el verbo gustar aparece en los temas iniciales desde el nivel básico, y se evidencia gran preocupación por mostrar los contenidos comunicativos, las funciones del tipo: expresar gustos, emociones, opiniones, preferencias, etc. De modo general se presentan los pronombres tónicos y átonos, las dos formas del verbo en presente: GUSTA / GUSTAN, y su concordancia con los referentes en singular/plural.

Con frecuencia, debido a la reiteración de la estructura del verbo gustar en presente, el estudiante es capaz de hacer producciones de este verbo correctamente en este tiempo verbal, sin embargo, cuando se aborda un nuevo tiempo o paradigma verbal se comprueba como dicha seguridad en la producción desaparece. Este fenómeno se observa claramente en los estudiantes con el portugués como idioma decomunicación, y teniendo en cuenta la proximidad de ambas lenguas, podemos pensar que esta aparente similitud dificulta el aprendizaje, ya que el entendimiento entre hablantes de estos dos idiomas está garantizado.

Todas las lenguas derivadas del latín, en mayor o menor medida, tienen correspondencia estructural y coincidencia léxica. Tanto es así que el hablante tiene la sensación de comprender la otra lengua y poder hablarla sin ningún esfuerzo, pero a medida que se va profundizando el contacto, surgen dificultades inesperadas: las afinidades pasan a diferencias sutiles.

Estas correspondencias se pueden llegar a convertir en transferencias, cuando el alumno utiliza sus conocimientos de la L1 para producir un texto con la L2; según Ortíz Álvarez (2002) mientras más cercanas sean las lenguas más transferencias existirán. Por otro lado, Calvin (2004: 1) expone que la comparación entre L2 y L1 es una tendencia espontánea, y lo habitual es evitar o modificar aquellas estructuras que parecen muy complicadas. Por su parte, Piaget (1971) explica que el aprendiz se apoya en su lengua materna de forma involuntaria e intuitiva, la lengua materna es el núcleo organizador (saber durmiente/saber epilingüístico). Nos parece importante también citar la teoría de Krashen (1985: 24-25), según la cual la adquisición de una lengua consiste en “el proceso espontáneo de la interiorización de reglas que resulta del uso natural de este lenguaje, mientras que el aprendizaje consiste en el desarrollo del conocimiento consciente de la L2 a través de un estudio formal”.

El tratamientodel error consideramos que es muy importante, como se menciona em El error en el proceso de aprendizaje, de Blanco Picado (2012: 12-22)

“un alumno puede utilizar correctamente en un ejercicio una regla aprendida explícitamente, y cometer errores al expresarse libremente, ya que la regla aún no se ha asimilado de manera inconsciente. Son fases que hay que cubrir para asimilar la nueva lengua”.

Los alumnos son capaces de hacer producciones correctas en presente debido a un estudio cerrado de la estructura del verbo gustar, no por una adquisición de su forma, así que será difícil que sepan utilizar este paradigma de manera correcta en otros tiempos y/o formas verbales. Por esto, las producciones que realicen del verbo gustar formarán parte de su interlengua, en la que se combinarán transferencias con aprendizaje. La situación a la que se quiere llegar es la de adquisición formal del verbo gustar. Quizás otra manera de solucionar la dificultad de llevar esta estructura a otros tiempos o formas, sea introducirlo siempre que comencemos un contenido nuevo.

Además, por todos es sabido que la mejor manera de aprender es presentar los contenidos através de la reflexión y el entendimiento de los aprendices, de modo que el saber construir sea fruto del esfuerzo personal. Por todo ello, se sugiere que cada vez que el verbo “gustar” sea abordado en clase de español, se haga con los alumnos una comparación y reflexión sobre las peculiaridades, tanto en la lengua materna, como en la lengua meta, para darles la oportunidad de llegar a sus propias conclusiones.

 
Nota: Extraído con fines educativos, del Catálogo general de publicaciones oficiales: www.mecd.gob.es

 
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