Artículo de Javier Díaz
Castromil / Laura Torres Calvo
Profesor de español, Formador
de formadores y Asesor pedagógico
Universidade de Cabo Verde
INTRODUCCIÓN
Con este
artículo pretendemos hacer una reflexión sobre las dificultades de asimilación del
verbo gustar por parte de
los alumnos, sobre las diversas estrategias utilizadas por los profesores de español E/LE en diferentes ámbitos educativos, sobre todo en lo que se refiere a los
alumnos que se comunican en portugués y profesores de español en Portugal.
Trabajar en el
ámbito de alumnos lusófonos hará que demos importancia al hecho de ser, el portugués y el español, idiomas cercanos, y como algo que debería facilitar, a
veces interfiere en la asimilación de contenidos que presentan diferencias, en este
caso el verbo gustar y sus peculiaridades en el español.
SITUACIÓN
ACTUAL DE LA CUESTIÓN
En relación a
la situación actual sobre la enseñanza de idiomas estamos de acuerdo con el
lingüista Culioli en que el papel de los contextos y de los presupuestos
culturales “tiene gran importancia cuando se aprende una segunda lengua”. Según
él, un aprendiz de lengua extranjera normalmente es ajeno al contexto cultural
de donde es originaria la lengua meta, por lo que ¿es capaz de ordenar nociones
que le son totalmente desconocidas y entender sus especificaciones? Esa constatación
lleva a pensar que, cuando trabajamos con lenguas tipológicamente cercanas,caso del portugués y el español, es imprescindible al principio del proceso que
el profesor investigue las marcas lingüísticas en dado idioma.
Después de una búsqueda
por gran variedad de publicaciones relacionadas con este verbo, desde actas de
congresos a unidades didácticas destinadas a sistematizar su uso, encontramos
poco material que fuese dirigido u ofreciese una reflexión sobre el aprendizaje
de este verbo a alumnos con el portugués como lengua base. Sin embargo, existe
alguna bibliografía relacionada con la explicación de la estructura desde un
punto de vista gramatical, aunque, en lo referente a gramáticas de español como
lengua extranjera, las explicaciones parecen vagas o incluso contradictorias,
al igual que en los métodos didácticos observados. Desde el punto de vista del
método comunicativo puede tener su justificación, no obstante en la época post métodos
en que nos encontramos, quizás sería conveniente descubrir una forma de transmitir
este verbo de una manera más lógica, creativa y consciente.
También
preguntamos a algunos compañeros profesores de español E/LE en diferentes contextos
educativos de Portugal, para constatar que la enseñanza del verbo gustar es algo
“conflictiva” y entre docentes no hay una clara unidad sobre cómo enseñarlo, no
parece evidente que haya una estrategia específica para conseguir que los
alumnos lleguen a la utilización del verbo gustar con todos sus componentes sin transferencias del portugués.
En la clasificación verbal según la Gramática
Didáctica de Leonardo Gómez Torrego nos encontraríamos ante estas opciones:
perfectivo / imperfectivo; defectivo”; pronominal; transitivo / intransitivo;
copulativo; auxiliar. Obviamente esta ordenación no permite llegar a la
verdadera raíz de la dificultad en la asimilación del verbo gustar por parte de
los estudiantes.
En relación al origen de la estructura atípica del
verbo gustar, en el artículo publicado por la Nueva Revista de Filología Hispánica,
“La historia del español. Propuesta de un tercer periodo evolutivo”, Melis,
Flores & Bogard (2003: 11-18) señalan que el origen de esta particular
estructura se remonta al período del Siglo de Oro de la Literatura española
cuando “el verbo gustar, derivado de la voz latina gustare (‘catar’, ‘probar’),
se utilizó durante la Edad Media en su acepción física, y no es sino hasta el
siglo XVI que adquiere el significado de ‘tomar placer’, en una ‘innovación hispánica
ajena a los demás romance’. En sus primeros usos con sentido emotivo, que datan
de las últimas décadas del siglo XVI, gustar conserva el esquema sintáctico que
le es propio desde sus orígenes. Para el siglo XVIII el empleo de la estructura
innovadora aumenta su frecuencia y empieza a competir con la construcción
original de gustar”.
Estos mismos
autores afirman que a partir del siglo XIX, en líneas generales, los cambios
parecen apuntar hacia una reducción de la clase de los verbos causativos emocionales
(estructura S-V-C) a favor del crecimiento de una clase de verbos tipo gustar,
documentada para muchas otras lenguas, y ampliamente discutida en la bibliografía
lingüística en términos de lo que se ha dado en llamar verbos de
“sujetodativo”, así pues una vez definida la nueva estructura de uso del verbo gustar, amplió su influencia para que otros verbos tomasen su misma forma.
Por otro lado,
en su artículo Mendívil Giró (2012: 2-5), “La estructura ergativa de gustar y
otros verbos de afección psíquica en español”, considera que este verbo “pertenece
a los habitualmente denominados verbos psíquicos, que han recibido mucha atención
debido a que constituyen un reto constante a las teorías que pretenden explicar
la vinculación entre papeles temáticos, funciones sintácticas y casos”. Además,
en el mismo documento, desarrolla una posible explicación a la estructura
atípica del verbo gustar, argumentando que el orden natural para esta
construcción, es Dativo-Verbo- Nominativo. La hipótesis de que estos verbos en
español se rigen por un patrón ergativo de marcación de caso concordancia,
podría explicarse sin afectar al parámetro de orden Sujeto-Verbo-Objeto típico
del español. Así se puede constatar que, en la estructura inversa (ergativa) de
verbos como gustar, lo que afecta al sujeto, que es tematizado por el
enunciador, es el origen del sentimiento, ya sean personas, objetos u otros; es
el término en torno al cual organizamos el enunciado.
Por su parte,
la RAE realiza una mención a la posición del CI en estos verbos, y explica que
“el complemento indirecto de los verbos de afección designa el individuo que
experimenta algo, mientras que en el esquema sintáctico más común, la causa de
la sensación o el sentimiento suscitado está representada por el sujeto: Le
[complemento indirecto] encantaban los boleros [sujeto].”
Centrándose en
los hablantes lusófonos se plantea una dificultad, ya que tal y como recoge la
RAE existe la variante gustar alguien [sujeto] de algo [complemento de régimen],
característica de los registros formales, típica de la construcción lusa para
el verbo gustar. Sin embargo, se resalta la idea de que este uso de gustar de
algo solo se registra en las conversaciones o escritos más formales.
Basándose en
Melis (1999: 50) este verbo se incluye con los verbos de estado anímico o
verbos psicológicos, “cuyos representantes tienen como prioridad esencial denotar
estados emocionales”, y que generalmente están envueltos con dos argumentos: el
experienciador y el estímulo. El experienciador sería “prototípicamente humano”
que siente o es afectado por la emoción emanada del verbo; el segundo, remite a
la entidad relacionada con la emoción.
MIS ALUMNOS YA SABEN “ME GUSTA”, PERO...
Después de las
aclaraciones teóricas encontradas, comprobamos en manuales que normalmente el
verbo gustar aparece en los temas iniciales desde el nivel básico, y se evidencia
gran preocupación por mostrar los contenidos comunicativos, las funciones del
tipo: expresar gustos, emociones, opiniones, preferencias, etc. De modo general
se presentan los pronombres tónicos y átonos, las dos formas del verbo en
presente: GUSTA / GUSTAN, y su concordancia con los referentes en
singular/plural.
Con
frecuencia, debido a la reiteración de la estructura del verbo gustar en presente,
el estudiante es capaz de hacer producciones de este verbo correctamente en este
tiempo verbal, sin embargo, cuando se aborda un nuevo tiempo o paradigma verbal
se comprueba como dicha seguridad en la producción desaparece. Este fenómeno se
observa claramente en los estudiantes con el portugués como idioma decomunicación, y teniendo en cuenta la proximidad de ambas lenguas, podemos
pensar que esta aparente similitud dificulta el aprendizaje, ya que el entendimiento
entre hablantes de estos dos idiomas está garantizado.
Todas las
lenguas derivadas del latín, en mayor o menor medida, tienen correspondencia
estructural y coincidencia léxica. Tanto es así que el hablante tiene la sensación
de comprender la otra lengua y poder hablarla sin ningún esfuerzo, pero a medida
que se va profundizando el contacto, surgen dificultades inesperadas: las afinidades
pasan a diferencias sutiles.
Estas
correspondencias se pueden llegar a convertir en transferencias, cuando el alumno
utiliza sus conocimientos de la L1 para producir un texto con la L2; según
Ortíz Álvarez (2002) mientras más cercanas sean las lenguas más transferencias
existirán. Por otro lado, Calvin (2004: 1) expone que la comparación entre L2 y
L1 es una tendencia espontánea, y lo habitual es evitar o modificar aquellas
estructuras que parecen muy complicadas. Por su parte, Piaget (1971) explica
que el aprendiz se apoya en su lengua materna de forma involuntaria e intuitiva,
la lengua materna es el núcleo organizador (saber durmiente/saber
epilingüístico). Nos parece importante también citar la teoría de Krashen
(1985: 24-25), según la cual la adquisición de una lengua consiste en “el proceso
espontáneo de la interiorización de reglas que resulta del uso natural de este lenguaje,
mientras que el aprendizaje consiste en el desarrollo del conocimiento consciente
de la L2 a través de un estudio formal”.
El tratamientodel error consideramos que es muy importante, como se menciona em El error en
el proceso de aprendizaje, de Blanco Picado (2012: 12-22)
“un alumno puede utilizar correctamente en un
ejercicio una regla aprendida explícitamente, y cometer errores al expresarse
libremente, ya que la regla aún no se ha asimilado de manera inconsciente. Son
fases que hay que cubrir para asimilar la nueva lengua”.
Los alumnos
son capaces de hacer producciones correctas en presente debido a un estudio
cerrado de la estructura del verbo gustar, no por una adquisición de su forma, así
que será difícil que sepan utilizar este paradigma de manera correcta en otros tiempos
y/o formas verbales. Por esto, las producciones que realicen del verbo gustar formarán
parte de su interlengua, en la que se combinarán transferencias con aprendizaje.
La situación a la que se quiere llegar es la de adquisición formal del verbo gustar.
Quizás otra manera de solucionar la dificultad de llevar esta estructura a
otros tiempos o formas, sea introducirlo siempre que comencemos un contenido
nuevo.
Además, por
todos es sabido que la mejor manera de aprender es presentar los contenidos através de la reflexión y el entendimiento de los aprendices, de modo que el saber
construir sea fruto del esfuerzo personal. Por todo ello, se sugiere que cada
vez que el verbo “gustar” sea abordado en clase de español, se haga con los
alumnos una comparación y reflexión sobre las peculiaridades, tanto en la
lengua materna, como en la lengua meta, para darles la oportunidad de llegar a
sus propias conclusiones.
Nota: Extraído con fines educativos, del Catálogo general de
publicaciones oficiales: www.mecd.gob.es